Reflexionando sobre el tema de los embarazos en las adolescentes, debido al creciente número de estudiantes que se encuentran en este estado, busqué información y me encontré este excelente artículo que me parece que cala perfectamente para el momento que estamos viviendo; léanlo, analícenlo y reflexionen:
Por mucho tiempo se ha hablado de “la revolución sexual”. Para ser más exactos, desde los años sesenta. Desde la tal llamada “era del rock” el sexo entre jóvenes se practica liberalmente, dándole poca o nula importancia a lo que hasta entonces se consideraba como “normal”. Las relaciones sexuales prematrimoniales se convirtieron en lo normal, y hoy día el sexo ya no tiene el sentido “prohibido” que una vez tuvo.
Hoy día es difícil controlar las relaciones sexuales de nuestros jóvenes. Las jóvenes parejas mantienen estas relaciones sin necesidad de estar casados, y sin necesidad de cumplir la edad que antes era normal. Atrás quedaron aquellos años en los que la mujer era cortejada por un novio, que debía pedir permiso a los padres para salir con ella, muchas veces acompañados de una persona mayor… Hoy día las relaciones sexuales se dan entre parejas tan jóvenes que podríamos hablar de promiscuidad.
Los jóvenes prefieren ignorar las graves consecuencias que el sexo puede causarles, tales como enfermedades transmitidas, embarazos indeseados, o simplemente sentirse utilizadas. Aún así lo que más les importa son las relaciones sexuales, que para ellos son experiencias que viven libremente, sin compromiso alguno. Esta forma de vivirlo puede acarrear inseguridad, sobretodo en la joven mujer que en su afán de sentirse amada se entrega más y más al juego del sexo, muchas veces sin antes llegar a la adultez.
Muchas jóvenes se sienten mal después de los encuentros sexuales, sintiéndose utilizadas, comiéndose la cabeza por haberse dejado convencer en entregar algo tan preciado a cambio de nada. Ese sentimiento de culpa muchas veces las persigue a lo largo de la vida, haciéndoles preguntarse porqué se entregaron tan fácilmente a alguien que no era para toda la vida, preguntándose porqué no fueron capaces de esperar a entregarse a la persona correcta, a la que sería el padre de sus hijos.
Si tratásemos de ser honestas con nosotras mismas, tal vez nos evitaríamos marcas y arrepentimientos de por vida. Indiferentemente de que las relaciones sexuales nazcan como diversión, sean producto de una entrega sincera (pero inocente), o por las mentiras y promesas incumplidas de esa persona que ni siquiera llega a ser la pareja, esas relaciones quedan grabadas en la mente, para siempre.
Recientemente una joven de 19 años comentó que de los 13 años hasta los 18 tuvo múltiples encuentros sexuales, pensando sinceramente que cada vez que se estaba entregando a la persona correcta, a quien sería “el definitivo”.— “Me siento sucia y avergonzada” decía, “especialmente cuando me ven caminando por la calle de la mano de quien es mi verdadero y limpio amor. Hay veces que el arrepentimiento me vence y quisiera regresar el tiempo para no ser tan promiscua como lo fui”.
Las relaciones sexuales sin pensar en las consecuencias deja heridas que al principio no las sienten, pero que más tarde sólo son reproches por no haber sabido esperar.
Si no pones en práctica el autocontrol, y por el contrario comienzas desde una temprana edad a experimentar el sexo, terminarás haciéndote adicta.
Madres, enseñemos a nuestras hijas la importancia de saber esperar para comprender la nobleza de la entrega por amor. Enseñemos a nuestros hijos que la mujer es mucho más valiosa que un encuentro furtivo de sexo, y enseñémosles a las nuevas generaciones el respeto mutuo, el respeto de sus cuerpos.
MUJERES, recordemos que nosotras entregamos cuerpo y alma, pero no olvidemos también que el hombre muchas veces toma el cuerpo y se le olvida el alma. Respetemos nuestro cuerpo con celo y dedicación, para que no lo tomen como algo que ahora está y al rato no te recuerdo.
Las mujeres no somos objetos sexuales para ser explotadas para simplemente sentir placer.
Por experiencia a lo largo del trabajo en la docencia, casi en la mayoría de los casos la mujer se queda con toda la responsabilidad, con su fustración, llegando en ocasiones a tener que retirarse del colegio para dedicarse a trabajar y poder mantener a su hijo.. en otros casos los padres de familia asumen la responsabilidad de criar a su nieto (a). No les parece que todo este sufrimiento, se puede evitar poniendo en práctica los consejos que a diario reciben de sus padres, de sus profesores, de las personas que en verdad las quieren? Por favor NUNCA permitan que las utilicen, que se burlen, que las lastimen, que las irrespeten... al contrario defiendan su dignidad de MUJER...
1 comentario:
Gracias maestra y aprovecho la oportunidad para felicitarla por la creación de este bllogg que es un espacio, para recordar viejos tiempos y a la vez el hogar y la famililía que es la comunidad Gorettiana para mi.
Que Dios la bendiga siempre y la ilumine siempre.
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