"La educación debe abarcar a toda la persona, inteligencia, voluntad, libertad, impulsos del amor, e igualmente afectos, sentimientos y las mismas actividades y ejercicios corpóreos, para que la inescindible unidad de la persona alcance sus propios destinos y se dirija y se perfeccione en sus innatas tendencias hacia la intimidad, la entrega y por esto a la familia, la sociedad y lo transcendente.
De allí que la base de toda buena formación humana y personalizante es la educación integral, cosa que, desafortunadamente, hoy poco se entiende, haciendo consistir la formación de la persona en la sola transmisión del conocimiento y confundiendo la educación con la enseñanza, como pura transmisión de conceptos. Pero los pésimos frutos están a la vista de todos, justificando lo dicho: "La Ciencia sin conciencia no hace sino criminales refinados"
Dentro de este modelo educativo el rol del maestro es definitivo: Es imposible no reconocer la importancia del maestro en la orientación y formación del estudiante; sin él, se sentiría, no rara vez estancado en sus propios progresos científicos y quizá desorientado, sin el valor de iniciar nuevos caminos.
El docente, a través de un currículo flexible y pertinente, debe ayudar al estudiante a tomar conciencia y comprender el papel de las funciones cognoscitivas, afectivas, espirituales y transcendentes en su proyecto de vida personal, profesional y social"
Tomado de: Libro Solidaridad Hoy Bienestar Mañana. Pág. 65
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